Desde tiempos remotos, el cristal de cuarzo ha formado parte del aspecto sagrado del hombre, se sabe que los cristales de cuarzo formaban parte de los rituales cotidianos y extraordinarios de la vida en civilizaciones pasadas que nada conocían las unas de las otras por encontrarse geográficamente en lugares muy distantes.
Los indios de Norteamérica empleaban cristales de cuarzo para cortar el cordón umbilical del recién nacido, lo empleaban como medicina, en su búsqueda de visión lo disponían en los rituales de enterramiento a sus muertos. Los indios de Centro y Sudamérica consideraban lugares sagrados a los sitios donde había cuarzos y realizaban allí sus ritos y plegarias para armonizarse con la Pacha, con el planeta Tierra.
Para los monjes del Tíbet el cuarzo era un regalo de la Madre Tierra que le aportaba iluminación y conexión con el cielo.
De alguna manera, siempre se supo que el cuarzo emite una vibración que otorga una influencia protectora y armonizadora.
Para trabajar con la energía de los cuarzos maestros no es necesario tener ningún don especial, tan solo es necesario un requisito, la transparencia de intención. El cuarzo es un amplificador y potenciador de la conciencia, una herramienta de elevada vibración que actúa a modo de amplificador, guía y maestro de sanación.
¿Para qué sirve un cuarzo maestro?
Sirve para alcanzar sabiduría a través de la meditación en él o con él. Es un cuarzo de aprendizaje. Se llama maestro precisamente porque nos enseña, nos ayuda en nuestro camino de evolución.
¿Hasta qué punto sanan los cristales?
Los minerales que utilizamos en las sesiones de cristaloterapia no poseen ningún poder mágico ni nada parecido, Su capacidad sanadora radica en el hecho de ser auténticos resonadores que actúan sobre nuestro campo bioenergético, más concretamente sobre nuestro cuerpo etérico. El cuerpo etérico es la contra parte energética superpuesta al cuerpo físico y que está formado, según la medicina oriental, por todo un entramado de filamentos energéticos que coinciden en varios puntos formando pequeños vórtices llamados nadires y siete grandes vórtices llamados chakras o centros vitales. Todo este entramado de filamentos, que según los tratados de acupuntura son setenta y dos mil, se pueden ver mediante visión aural, con videncia y reconocer a través de la anatomía sutil.
Si necesitáis o queréis saber más sobre los cristales maestros, os dejo el título de una autora que se llama Nina Linares, Cuarzos maestros: Guía de la maestría y sus propiedades energéticas.
Espero que os haya gustado, y si sabéis más cosas sobre los cristales maestros escriban y háganmelo saber. Gracias.
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